Al pasar, la mirás de reojo y seguís caminando.
Hacés de cuenta que no te importa, pero en el fondo sabés que no es así.
Conocés de qué se trata la historia... no es la primera vez que te sucede, y en un comportamiento digno de análisis de diván vas madurando la decisión.
Luego de comer un BigMac y comprar el último DVD de tu grupo favorito, tu actitud consumista continúa.
En el regreso, tu subconsciente te envió por el mismo camino...
Ahí está, la ves otra vez... brillante como siempre.
La máquina de los peluches.
Un juego vil entre los más viles. Esa pinza malévola en medio de la familia de ositos más tiernos.
La oferta es tentadora.
Pensás en la relación costo-beneficio si salis victorioso en el próximo round.
"El ratoncito sale fácil", decís.
Hasta podrías quedar bien con ella o con él, cayendo de visita con un ramo de rosas en una mano y el tigrecito simpático en la otra.
Ponés una moneda de un peso y la música suena.
Alineás las coordenadas X e Y de caída del gancho y seguidamente apretás el botón rojo.
"Hoy es mi día", repetís.
Tenés esperanzas, pero ellas se rinden frente al algoritmo maldito: la pinza no agarra nada.
Ahora empezás a especular con algún truco mecánico. ¿Por qué nadie gana?
Tirás alguna teoría que intente explicar en vano lo que sentís.
Probablemente, el límite de la sumatoria de las tangentes de los ángulos sub i, formados entre el extremo inferior del gancho y la naríz de cada uno de los n-ésimos términos (los inocentes osos), tienda a infinito.
¿In-fi-ni-to entendés?
Y claro, luego ya sabés que hacer porque el cartel naranja lo dice.
Reclamos después de las 17hs.
encima en un jumbo... jajajaja
ReplyDeleteesas maquinitas, nunca pude ganar nada.
Si al menos una vez me hubieran hecho el gancho, bananarilmente hubiera ganado algo ante los demas.
aaaaaaaaaggggggghhhhhhhhh
ReplyDeletemalditas máquinas!! si habré gastado mis últimas monedas en esas cosas del demonio... y sí, sigo buscando excusas (como querer hacerle un regalo a un primito bebé) para seguir jugando a ver si saco un fucking muñeco... nonono, si tendré que hacer terapia de lo frustrada que me deja no agarrar nunca nada! bah, bueno, una vez saqué una piña amarilla y fue mi tesoro durante años ajjaja
saludos!
maldita maquina!maldita malddita maldiiiiiiiiiita!
ReplyDeletejuan, ya fue, el dia q salgamos a luchar por la democracia nos afanamos una de esas y descubrimos el secreto, te parece?
jajjajajaja
saludos mister!
ju
escribi mucho y todo para decir hola juan :)
ReplyDeleteson odiosas... igual yo no caigo fácil en esas cositas, habré jugado dos o tres veces, me frustré y abandoné.
ReplyDeletePero siempre que vemos una con mi familia nos acordamos de mi hermana, que las últimas vacaciones que fuimos juntos los 4, ella nos pedía monedas y se iba a jugar... nunca sacó nada. En ese momento mi hermana, creo que, tenia 20 años. Jaaa, mi hermana tenia mi edad.
Igual la más graciosa fue en semana santa en MDQ, mientras esperabamos en el puerto para que el restaurant nos prepare la mesa para 15 personas, todos mirabamos como la gente jugaba a la maquinita del osito.
El novio/amante/concubino de mi prima sacó sus monedas y se propuso sacar un oso para su pequeña hija.
Eramos 15 al rededor diciendo 'ahi ahi ahí', 'ahora', 'dale dale dale'.
Y cuando no sacaba nada un 'Uhhhhhhhhh'.
la gente pasaba y nos miraba, jaja.
Jajajajaja, excelente post.
ReplyDeleteEsas máquinas son un fiasco. Por eso, yo prefiero los juegos que te proporcionan tickets. Los vas juntando, y si llegás a cien te alcanza para un hermoso lápiz faber-castell.
Es algo más sano, lo querés, lo tenés. Porque sé que soy capaz hasta de robar por sacar un muñeco pichingalo made in china.
Me acuerdo que en Sta. Teresita, había una máquina en la que sacabas o sacabas. Cinco pesos costaba(en los noventa eran dólares). Era lo mismo que comprar el muñeco. Pero me encantaba, podías jugar hasta obtenerlo!
Tengo fotos con la escena del crimen.
esas cosas me pueden. creo que voy a tener 60 años y me voy a seguir comprando peluches, me encantan.
ReplyDeletede chiquita siempre le pedía a mi viejo que me sacara uno de la maquinita, y él trataba varias veces y casi siempre lo sacaba. creo que tenía alguna técnica (?)
Yo tengo un monton de esos peluches! Siempre me los sacaba mi papa cuando yo era mas chica, pero ahora se avivaron y ponen la pinza cada vez mas floja y no podes agarrar nada.
ReplyDeleteEl secreto creo yo que esta en no querer el peluche mas grande y bonito -error garrafal- sino ir con humildá a aquel peluchito feo del rincon -el cual nadie quisiera sacar nunca- pero que seguramente sale al primer intento.
ReplyDeleteSatisfaccion garantizada!
Otra opcion -aunq mas beligerante-: Escopetazo System a la maquinola, y lluvia de peluches para toda la juventú! :P
Besito Juan!
Siii!!! Yo saqué un oso blanco con traje amarillo y un osito marrón. Ambos en el "Fascination" del Patio Olmos (hace más de 10 años)...
ReplyDeleteY cuando era más chica, mi madre sacaba siempre ositos... Ahora es imposible!
Besos!
jajajaja maldita máquina!
ReplyDeletemaaaaldiiiitaaaa máquina!
Si habré jugado a esa cosa...la unica vuelta es que pases el ganchito por un piolin o algo así, sino tenés menos levante que que la tota santillan en mint
yo creo que el día que logre sacar un peluche de esas maquinas no voy a necesitar nada más en la vida
ReplyDeleteMi vieja tiene un don para esas máquinas. Nos ha sacado peluches hermosos. Es una elegida!
ReplyDeleteEs obvio que nunca sacas nada.
ReplyDeleteObvio
Yo me robe varios, no es lo mismo, pero puedo decir que venci a la maquina
John Connor estaria orgulloso de mi
Tengo un amigo, que se perdió en la vida con el paso del tiempo. Su nombre? "el invencible MARCELO". Su pertinencia en este post? Era imbatible en las artes de sacar muñecos de peluche de la máquina maldita. Los grandes, los chicos, ninguno de salvaba.
ReplyDeleteEn una noche logró sacar 12. Los dueños del lugar de jueguitos de la Calle Chiozza de San Bernardo, vinieron a pedirle que por favor se retire. Nos retiramos, si! Pero durante 12 cumpleaños seguidos de amigos Marcelo no compró regalos: repartió peluches a lo loco...
jejeje buen post nene !!!!! donde vivia yo de peque no existian esas cosaaaaas,
ReplyDeletejajajajaj me comentaste mi post hacia el kioskeroo asi q aqui estoy, me cgue de risa leyendo esto, pero yo una vez sauqe un peluche de pinocho... ni idea como pero es obvio q de 100 veces una sola vez sacas,esto es como los hombres de 100 solo uno es cuerdo y fiel jajjajajaja na mentiraa
ReplyDeletesaludoss
Una vez saqué uno, lo juro.
ReplyDeleteaquí te dejo mi comentario sobre estas máquinas...
ReplyDeleteCuando era chica tenía mi cama LLENA de peluches de esas máquinas
LLENA eh!
Hasta los colgaba de las paredes, porque eran demasiados
Yo habré sacado un par... mi vieja se encargaba de ganarlos en la maquinitia del kiosco de la esquina de mi colegio
(ella con las otras madres, obvio)
UNa vez, no podían sacar NADA de nada
Y al dueño del kiosco le hicieron abrir la máquina para que ajustara la pinza
Es eso.. la pinza siempre anda floja y nadie la ajusta
Hay que reclamarlo!!!
Jajaja, excelente. A favs.
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